EL TESTIMONIO POÉTICO DE PARRA EN SU ANTIPOESÍA.


Ana María Julio
Magister en Literatura Hispánica

 

La figura de Nicanor Parra (Chillán, 1914) tiene en nuestra literatura contemporánea relevancia excepcional, su extensa obra se inscribe dentro de la renovación poética en Hispanoamérica, señalada por la crítica como la Segunda Vanguardia. ”Su antipoesía constituye una realidad compleja, multiforme, polidimensional, transtextual, en permanente movimiento de transformación, contradicción, refutación, autocrítica”[1] 

Pero, debe considerarse que la obra de Parra, en su totalidad, no pertenece sólo a la categoría de los antipoemas, sino que sus textos, según el propio autor, son de naturaleza diferente. 

Nicanor Parra, poeta y antipoeta, físico-nuclear y artesano del lenguaje, concibe su poética como una práctica sistemática de recuperación del habla cotidiana, "la poesía debía recobrar el habla que la enuncia[2] 

La antipoesía, como fórmula iconoclasta, simultáneamente recobra y actualiza la tradición popular de la oralidad. En su estética de reapropiaciones y desconstrucciones, el antipoeta hace de su artefacto poético un instrumento de exploración del lenguaje en donde delimita y reafirma los distintos espacios de ocurrencia del habla. 

El texto antipoético es un conjunto variable de textos y fragmentos textuales interrelacionados por fórmula de inversión, duplicación y deformación satírica, lúdica, humorística, que se incorporan como posibilidades de actualización por medio del acto de lectura relacional. 

"Entre el humor de las voces populares y el horror moral ante la falta de explicaciones y la mentira de ellas, la "antipoesía" es el más vivo y permanente documento de la capacidad de sobrevivencia del sujeto hispanoamericano en esta modernidad desigual[3]" 

En este breve esbozo, enfocaremos esta lectura desde la visión antipoética del mundo que  nos propone el autor en su antipoema, 'Los vicios del mundo moderno', que forma parte de su texto Poemas y Antipoemas (1954), inscribiendo su discurso escritural desde el punto de vista del testimonio poético-literario (Literatura testimonial).
 

El testimonio Poético de Parra  en su Antipoesía. 

El testimonio poético de Parra en su Antipoesía está sustentado, primeramente, en su estética de ruptura con el convencionalismo tradicional de la literatura; y, por otra parte, por el convencionalismo sociocultural de la referencialidad que forma parte de su estructura antipoética. La denuncia, la recusación y el rechazo a la modernidad, que institucionaliza el mundo bajo la apariencia de una realidad inauténtica, quedan afirmados así, en el antipoema, 'Los vicios del mundo moderno': 

"Los delincuentes modernos/
están autorizados para concurrir diariamente a
parques y jardines./
Provistos de poderosos anteojos y de relojes de bolsillo/
entran a saco en los quioscos favorecidos por la muerte/
e instalan sus laboratorios entre los rosales en flor"

(p. 61). 

La validez social de estas imágenes nos muestra la indefensión y la vulnerabilidad de la justicia en que la sociedad se encuentra frente a estos "delincuentes modernos", que contrapunteando el discurso oficialmente cuentan con la autorización para ejercer el poder de la violencia, la amenaza, el caos, bajo una aparente tranquilidad citadina, "Entre los rosales en flor".  Aquí la imagen de la naturaleza cumple con la función de oposición y a la vez complemento que intensifica la denuncia, rompe la tradicional simbología de la rosa para ser un elemento útil con el propósito de mostrar la enajenada civilización contemporánea.  Así, en los siguientes versos se vuelve a corroborar lo dicho anteriormente: 

"La policía  atemorizada huye de estos monstruos/
en dirección del centro de la ciudad/
en donde estallan los grandes incendios de fines de año/
y un valiente encapuchado pone manos arriba a dos madres de la caridad"
 
(pp.61).  

En este paisaje urbano, en que el hablante nos identifica en su  espacialidad, la naturaleza se encuentra fragmentada en "parques y jardines", manufacturados por el hombre y la naturaleza humana también es un trozo de bestialidad e indefensión.  

En su impersonalidad, la voz discursiva del hablante se convierte en un "yo social" que asume un compromiso y tiene la triple connotación de ser testigo, juez y parte del testimonio.  Así, en los siguientes versos va desvistiendo la identidad de la conducta social y el convencionalismo arraigado en las apariencias. El antipoema se vuelve, entonces, una larga enumeración que hace una radiografía desacralizante del hombre y la civilización moderna: 

"Los vicios del mundo moderno:/
el automóvil y el cine sonoro,/
las discriminaciones raciales,/
el exterminio de los pieles rojas,/
los trucos de la alta banca,/
la catástrofe de los ancianos,/
el comercio clandestino de blancas realizado por
sodomitas internacionales,/
el autobombo y la gula,/
las Pompas fúnebres,/
los amigos personales de su excelencia,/
la exaltación del folclore a categoría del espíritu,/
el abuso de los estupefacientes y de la filosofía,/
el reblandecimiento de los hombres favorecidos por la/
fortuna,/
el autoerotismo y la crueldad sexual,/
la exaltación de lo onírico y del subconsciente en desmedro
del sentido común,/
la confianza exagerada en sueros y vacunas,/
el endiosamiento del falo"

(pp.61). 

El antipoema nos muestra un mundo urbano que, en su cotidianeidad ciudadana, se universaliza en el absurdo, en el sin sentido, de un mundo caótico, autodestructivo, enajenante. Mundo que el antipoeta desconstruye alcanzando, en su demoledora visión, todas las esferas sociales. La problematización de las etnias, los ancianos, los marginados (ancianos, mujeres), los problemas del poder y el endiosamiento del patriarcalismo adquieren, en su voz, la controversia que el postmodernismo ha actualizado a partir de las últimas décadas.      

".../ todo esto porque sí,/
 porque produce vértigo,/
 la interpretación de los sueños/
 y la difusión de la radiomanía"
 
(pp.62). 

En estos versos citados, el hablante ironiza, con su demoledora empresa de desmitificación", corroborando el absurdo - "todo esto porque sí" - , la gratuidad que al hombre le cuesta cara porque  lo pone al margen de su condición humana.        

        "Como queda demostrado,/
        el mundo moderno se compone de flores artificiales/
        que se cultivan en unas campanas de vidrio
        parecidas  a la/ muerte,/
        está formado por estrellas de cine,/
        y de sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna,/
        se compone de hombres ruiseñores que controlan la vida/
        económica de los países/
        mediante algunos mecanismos fáciles de explicar;/
        ellos visten generalmente de negro como los precursores
        del otoño/
        y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres./
        Entretanto los sabios, comidos por las ratas,/
        se pudren en los sótanos de las catedrales,/
        y las almas nobles son perseguidas implacablemente/
        por la policía"
 
        (pp. 62).    

La reescritura de la imagen del mundo moderno está sintetizada en la modernidad de utilería que presenta. El antipoema contextualiza la crisis de valores del siglo XX y el discurso escritural es un testimonio artístico que denuncia la situación del hombre contemporáneo. Su progreso material, moral, intelectual y el consumismo importado desde los países industrializados, evidencian la marca de nuestro subdesarrollo. 

Es implacable el antipoeta en su manejo crítico del lenguaje para desmantelar la irrealidad contextual del discurso oficial, así lo demuestra en los siguientes versos: 

"El mundo moderno es una gran cloaca:/
los restaurantes de lujo están atestados de cadáveres/
digestivos/
y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura./
Esto no es todo: los hospitales están llenos de impostores,/
sin mencionar los herederos del espíritu que establecen/
sus colonias en el ano de los recién operados./
Los industriales modernos sufren a veces los efectos de la/
atmósfera envenenada/
junto a las maquinarias de tejer suelen caer enfermos del/
espantoso mal del sueño/
que los transforme a la larga en especie de ángeles./
Niegan la existencia del mundo físico/
Y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro."

(pp.63). 

En un actitud que media  entre la irrisión y el escepticismo, el antipoeta nos presenta la antítesis del hablante humanista tradicional que comportaba una carga de valores positivos y nos convoca cínicamente a decodificar la  transtextualidad entre texto y el lector. 

"Sin embargo, el mundo ha sido siempre así./
La verdad, como la belleza, no se crea ni se pierde/
Y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo/
del espíritu./
Reconozco que un terremoto bien concebido/
puede acabar en algunos segundos con una ciudad rica en/ tradiciones/...

(63). 

El lector también debe reconocer aquí que, un antipoema bien concebido, también puede causar el mismo efecto. 

"Tratemos de ser felices, recomiendo yo, chupando la miserable costilla humana./
Extraigamos de ella el líquido renovador,/
cada cual de acuerdo con sus inclinaciones personales./ ¡Aferrémonos a esta piltrafa divina!/
Jadeantes y tremebundos/
Chupemos estos labios que nos enloquecen;/
la suerte está echada."

 (pp.63).  

En estos versos el estereotipo tradicional de la mujer es desarticulado   absolutamente: mujer-ángel, toda bondad y abnegación, o la contemporánea imagen de muñeca Barby de los comerciantes del mundo moderno es desarticulada absolutamente. Es la imagen degradada de la cosificación, de la explotación sexual y económica desencarnada, es la alienada posesión patriarcalista de la tradición masculina, es la seducción diabólica y neurótica de una relación hombre-mujer-destrucción. 

El discurso narrativo desacralizante, en su prosaica expresión, arrastra frustración, amargura y desamor: 

"Aspiremos este perfume enervador y destructor/
 y vivamos un día más la vida de los elegidos:/
de sus axilas extrae el hombre la cera necesaria para forjar/
el rostro de sus ídolos./
Y del sexo de la mujer la paja y el barro de sus templos./
Por todo lo cual/
cultivo un piojo en mi corbata/
y sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles."

(pp 64. ). 

Finalmente, la visión apocalíptica del antipoema se mezcla con la inutilidad del absurdo. La crítica visión de nuestra contemporaneidad contempla en sí la destrucción del mundo a causa de los errores del hombre, que aún se encuentra - para el antipoeta - en la etapa primaria (según la Teoría de las Especies de Darwin):"Bajando de los árboles".      

Pero, junto a la desesperanza del absurdo, se encuentra la regeneración del mundo a través de la actitud de denuncia del antipoeta que golpea la conciencia del hombre. 

 

Bibliografía 

Carrasco Iván, M. Nicanor Parra, La Escritura Antipoética.
Ed. Universitaria, Santiago, 1990. 

Correa, Carlos Rene. Poetas Chilenos del Siglo XX.
 Ed.Zig-Zag, Santiago, 1972. 

Ibañez Langlois, José Miguel. Poesía Chilena e Hispanoamericana,
Ed. Nascimento, Santiago. 

Ortega, Julio. Nicanor Parra: Poemas para combatir la Calvicie.
Editorial Fondo de Cultura Económica, Chile.1994    

Schop, Federico. Poemas y Antipoemas.
Ed. Nascimento, Santiago, 1972



[1] Carrasco, Iván, Nicanor Parra, La Escritura Antipoética.
  Ed. Universitaria, Santiago, 1990. Pp.17
[2] Ortega, Julio. Nicanor Parra: Poemas para combatir la Calvicie.
Ed. FCE,Chile,1990.pp.7
[3] Ortega, Julio. Idem.pp8

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